Llamadme monstruo con corazón de pierda, pero mejor morir con la conciencia sucia que de hipotermia y golpe de rayo.

Seguidores

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Quiérete.

Como propósito de fin de año me he propuesto no ser tan gilipollas y valorarme un poquito más, que ya es hora.
Lo más importante para empezar es hacer que dejen de importarte las personas que no valen nada.
Dejar a un lado a los fantoches, a los que te roban energía, a los farsantes, a las personas sin alma y sin corazón... Dejar a toda esa gente que no es más que apariencia. Gente que no te aporta nada, gente con la que pierdes el tiempo y no ganas en salud precisamente.
A la gente que habla de banalidades y te critica por cada acción o palabra que dices. Y luego encima estamos nosotros intentando agradar a todo el mundo...
¿Qué sentido tiene?

Y después dejar las tonterías a un lado y pensar con la cabeza.
Queremos que nuestra vida sea interesante, alegre y llena de anécdotas que contar... ¿Pensáis que se puede tener una vida así con gente vacía por dentro a tu alrededor?
Ya sabéis esa frase de que <esperamos toda la vida a que pase algo maravilloso, y lo único maravilloso que pasa es la vida>.
Pues tengo un truco para saber la gente que sí merece estar en tu vida y la gente que no. Tampoco es que sea un secreto filantrópico la verdad. Si te reúnes con gente y sientes que un florero tiene más atención que tú, si sientes que tus opiniones no las valoran, si la gente no te hace ni puñetero caso por mucho esfuerzo que pongas...
¡A TOMAR VIENTO Y A FREIR AMAPOLAS! A esa gente ni agua, ni chicha ni limoná.