Llamadme monstruo con corazón de pierda, pero mejor morir con la conciencia sucia que de hipotermia y golpe de rayo.

Seguidores

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Quiérete.

Como propósito de fin de año me he propuesto no ser tan gilipollas y valorarme un poquito más, que ya es hora.
Lo más importante para empezar es hacer que dejen de importarte las personas que no valen nada.
Dejar a un lado a los fantoches, a los que te roban energía, a los farsantes, a las personas sin alma y sin corazón... Dejar a toda esa gente que no es más que apariencia. Gente que no te aporta nada, gente con la que pierdes el tiempo y no ganas en salud precisamente.
A la gente que habla de banalidades y te critica por cada acción o palabra que dices. Y luego encima estamos nosotros intentando agradar a todo el mundo...
¿Qué sentido tiene?

Y después dejar las tonterías a un lado y pensar con la cabeza.
Queremos que nuestra vida sea interesante, alegre y llena de anécdotas que contar... ¿Pensáis que se puede tener una vida así con gente vacía por dentro a tu alrededor?
Ya sabéis esa frase de que <esperamos toda la vida a que pase algo maravilloso, y lo único maravilloso que pasa es la vida>.
Pues tengo un truco para saber la gente que sí merece estar en tu vida y la gente que no. Tampoco es que sea un secreto filantrópico la verdad. Si te reúnes con gente y sientes que un florero tiene más atención que tú, si sientes que tus opiniones no las valoran, si la gente no te hace ni puñetero caso por mucho esfuerzo que pongas...
¡A TOMAR VIENTO Y A FREIR AMAPOLAS! A esa gente ni agua, ni chicha ni limoná.






lunes, 16 de noviembre de 2015

Impulsos y frustración


Es verdad. Es cierto. 
Cuanto más cosas tengo en la cabeza, menos ropa quiero tener encima. 
Y bien... ¿Que quieres decir con esto? 
No quiero decir nada en especial; solo que las personas como yo, nos desquitamos de los sentimientos de la cabeza y las convertimos en emociones y reacciones del cuerpo como método de defensa.
Como cuando el camaleón cambia de color, por miedo a ser devorado por sus depredadores.

**
Bueno, bueno...
Y qué. Ciertamente me siento bastante orgullosa de tener una barrera inquebrantable y poder hacer lo que quiera con quien quiera sabiendo que los sentimientos ni se van a asomar por encima. 
Todo son impulsos. Pero nunca por ningún sentimiento más allá de eso. Por impulsos.
Básicamente, hago lo que me viene en gana en ese preciso momento, sin llegar a pensar a dónde llegaré con mis actuaciones. No lo pienso ni antes, ni después. No me importa. 

Francamente (no quiero dármelas de interesante), estoy conociendo a demasiada gente. Y por gente me refiero a personas que me atraen sexualmente hablando... Pero ni una llega a darme lo que yo necesito. 

Después de un tiempo me he parado a pensar un poco. Y cuanto más pienso, más me frustro pensando que me han desconectado de las emociones y que estoy vacía por dentro.
¿Y que hago? Frustrada por todos esos impulsos; termino en la parte de mi cabeza mas deshabitada, más destartalada y más rota que encuentro, y la intento llenar con mis ganas. Ya sabéis... Con la menor ropa posible.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Nueva etapa

Mucho tiempo pensando que yo era la que había creado una situación así cuando la realidad era una puta mierda.

Escribo este post porque necesito plasmarlo en papel y dejar que parte de mis pensamientos se despejen y descansen.
**
Cuando uno está al borde del abismo (y dirás, esta que está, en un acantilado?, pues no, pero preferiría que alguien me hubiera tirado de uno si llego a saber lo que estaba por venir), ni si quiera es consciente que te separas del mundo y te separas de todos tus principios, de todo lo que quieres. De todo lo que eres.
Y es que no se si me entendéis. La gran mayoría de las veces, piensas que si te pasara a ti, podrías con todo. Que nadie te iba a controlar porque eres demasiado lista para que te hicieran algo así. Eso pensaba yo
Pues bien, esto es lo que me pasó a mi. 
Toda una vida con una coraza tan grande como la inmensa muralla china. Una sinvergüenza despreocupada que pasaba de las flores, las citas y las gilipolleces de querer a alguien. Y tan pronto como se fue desvaneciendo.. Caí en las redes de un psicópata (fuerte la palabra la verdad, pero cualquier adjetivo calificativo se le queda corto). Y en que momento caí.
**
Uno piensa que es su momento; te dejas llevar (al fin y al cabo era mi primer "amor") y sientes mariposas y una verdadera selva en tu estómago rugiendo con ganas de darlo todo y volar bien bien alto junto a esa persona.
Era tan inocente.. Tan joven para todo. No solo para el amor. 
Crees que la vida es de color de rosa hasta que poco a poco tu vida se va apagando sin que tú te des cuenta. De verdad, es una carrera de larga distancia. Y un día te das cuenta de que consiguen darte palos y ostias por todas las partes de tu cuerpo, tanto psíquicamente como físicamente. Y sabéis lo peor? Que pensáis que es culpa vuestra.
Y comienzas a meterte en un bucle.. Y no te das cuenta de hasta que punto te va a costar salir de ese agujero negro que te reconcome por dentro y te va absorbiendo toda tu energía, tus ganas de comerte el mundo, tu vitalidad, tu alegría y tu propia dignidad. Y por supuesto ya no hablar de tu autoestima y el amor que sientes hacia ti... O mejor dicho que sentías.

Me salto los detalles escabrosos y paso al final.
Acabe como un vegetal asocial, incapaz de hacer nada por mi misma. De verdad, fue la época más miserable de mi vida. 
Él creo una dependencia muy fuerte sobre mi.. Alejándome de experiencias, de amigos... Incluso de mi familia. De mi propia familia.
Responderme... ¿Quién coño se creía él para hacerme eso? A mí o a cualquier otra persona.
Volvía a mi casa deseando su muerte. Deseando que le atropellara un puto camión de mudanzas o que se tropezara en un puente y cayera al vacío tan fuerte y tan alto que nunca mas nadie volviera a saber nada de su puta existencia. 
Me lo estuve planteando varios meses hasta que le eché agallas y fuerza; después de acabar en un puto hospital por su culpa. 
Era la primera vez que hablaba de mi historia... Puede parecer patético que lo supieran antes médicos y enfermeras que cualquier miembro de mi familia. Pero es la pura realidad.

Me enviaron a psicólogos y muchas más tonterías que no me sirvieron para nada. Mentía a todo el mundo... Pero lo peor es que seguía mintiéndome a mí misma. 

No se cómo pero siempre que lo dejaba, él acababa metiéndose en mi mente y volviendo a controlar mi cabeza... Y volvía otra vez a dejar que hiciera lo que quisiera conmigo.

Hasta que un día respiré una gran bocanada de realidad.

Como si estuvieras metida en un bunker y te estuvieran suministrando dióxido de carbono en pequeñas dosis durante dos años; hasta que un día cae una lluvia torrencial que lo inunda todo y de la presión hace que explote y es ahí cuando puedes de verdad respirar de pura felicidad. Habiéndote quitado el mayor peso de tu vida.

**

Ya han pasado dos meses desde el día que deje de ser nadie a volver a ser yo. Ya salgo de nuevo otra vez a la calle para hacer todo lo que me pide el cuerpo, sin ese puto animal pegado a mi como una lapa que me oprimía todo el cuerpo sin dejarme respirar un solo segundo.
Es lo más difícil con lo que he tenido que lidiar en mi vida y espero que nunca más tenga que hacerlo. Un obstáculo muy grande y mucho más para una niña inocente sin experiencias en los sentimientos...
Estoy orgullosa de mi, estoy orgullosa de poder haber salido de esa relación tan enferma y tan complicada que me consumía por dentro y por fuera. 
Nunca he aprendido tanto. 
Y la verdad es que agradezco haber pasado los peores últimos meses de mi vida... Ya que podría no haberlo superado nunca y estar toda una vida sometida a la crueldad de un hombre que no merece nada en este mundo.

Aquí dejo algo que realmente me ha costado mucho tiempo materializar en palabras.

Ojalá que las personas que estén pasando esta situación acaben dándose cuenta algún día que nadie merece que te traten como una mierda. No somos objetos, ni mentes a las que pueden manipular.. 
Al menos, después de esto nunca más podrán conmigo. Y ahora si que lo pienso de verdad. Y sé que lo puedo decir con toda la seguridad del mundo, bien alto y bien fuerte.