Llamadme monstruo con corazón de pierda, pero mejor morir con la conciencia sucia que de hipotermia y golpe de rayo.

Seguidores

lunes, 16 de noviembre de 2015

Impulsos y frustración


Es verdad. Es cierto. 
Cuanto más cosas tengo en la cabeza, menos ropa quiero tener encima. 
Y bien... ¿Que quieres decir con esto? 
No quiero decir nada en especial; solo que las personas como yo, nos desquitamos de los sentimientos de la cabeza y las convertimos en emociones y reacciones del cuerpo como método de defensa.
Como cuando el camaleón cambia de color, por miedo a ser devorado por sus depredadores.

**
Bueno, bueno...
Y qué. Ciertamente me siento bastante orgullosa de tener una barrera inquebrantable y poder hacer lo que quiera con quien quiera sabiendo que los sentimientos ni se van a asomar por encima. 
Todo son impulsos. Pero nunca por ningún sentimiento más allá de eso. Por impulsos.
Básicamente, hago lo que me viene en gana en ese preciso momento, sin llegar a pensar a dónde llegaré con mis actuaciones. No lo pienso ni antes, ni después. No me importa. 

Francamente (no quiero dármelas de interesante), estoy conociendo a demasiada gente. Y por gente me refiero a personas que me atraen sexualmente hablando... Pero ni una llega a darme lo que yo necesito. 

Después de un tiempo me he parado a pensar un poco. Y cuanto más pienso, más me frustro pensando que me han desconectado de las emociones y que estoy vacía por dentro.
¿Y que hago? Frustrada por todos esos impulsos; termino en la parte de mi cabeza mas deshabitada, más destartalada y más rota que encuentro, y la intento llenar con mis ganas. Ya sabéis... Con la menor ropa posible.


3 comentarios: